El secreto para lograr espacios realmente habitables
La palabra bioclimática ha sido ampliamente expandida durante los últimos años, y su nombre ha sido utilizado, desafortunadamente, con objetivos comerciales más que profesionales, pues los proyectos que pintan sus fachadas de verde y tienen paneles solares dicen ser bioclimáticos y sostenibles cuando realmente pueden llegar a ser lo contrario y ser, por ejemplo, edificios tan oscuros, que esa energía solar que producen se va a bombillos que no deberían estar encendidos de día.
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Para comprender y aplicar realmente la bioclimática es necesario entender dos cosas: En primer lugar, que no se trata de un concepto intrínseco de la arquitectura humana, sino de la arquitectura de la vida; en segundo lugar, que como algo que es parte de la vida, todo organismo posee adaptaciones bioclimáticas, y nuestro deber como arquitectos es planificar nuestros espacios para que se correspondan con las necesidades de nuestros usuarios.
Para lograrlo, comprender el funcionamiento del cuerpo humano resulta esencial, la manera en la cual captamos la luz, el sonido, el frío, el calor, etc; nuestros sentidos determinan la manera en la cual vivimos los espacios: Nuestras pupilas se dilatan, nuestra piel se eriza, nuestra sangre se calienta, nuestra boca saliva, nuestra nariz huele, nuestra piel suda, etc, y todo esto es estimulado por fenómenos ambientales que se propagan de diferentes maneras.
A continuación, algunos ejemplos:
- La luz se propaga mediante los fotones en línea recta desde su origen, y podemos controlar la cantidad que ingresa en un espacio con determinados materiales más o menos traslúcidos, que a su vez generarán efectos de reflexiones, refracciones, difracciones, etc, que debemos prever.
- La radiación y el sonido se propagan en ondas y la potencia con la que lo hagan depende del medio en el cuál se transporten (por ejemplo, el agua transporta mejor el sonido que el aire, o, como todos podemos percibir, los sonidos graves (de longitud de onda larga) suelen ser capaces de traspasar barreras sólidas (por ello al exterior de una sala de cine o una discoteca podemos escuchar sonidos graves viniendo de ellas)).
- La temperatura es una relación de equilibrio energético entre dos cuerpos mediante conducción, convección o radiación/irradiación; de esta relación depende que sintamos que algo o alguien está a mayor o menor temperatura que nosotros.
- El aire se propaga mediante la termocirculación (cambios de temperatura y por ello de densidad) y la gravedad.
- La humedad se transporta por el aire y suele adherirse a las superficies y/o saturar el aire que respiramos hasta el punto de hacernos sentir asfixiados.
Nuestra relación con nuestro entorno determinará siempre el nivel de confort que tengamos con el mismo, y nuestros sentidos determinan esa relación; pero no es algo fácil de estimar, ya que existen muchas variables individuales, pues cada uno de nosotros es diferente; por ello se suele hablar de rangos de confort.
Nuestros cuerpos están equipados para percibir cualquier ligera variación en el entorno con el objetivo de mantenernos en el mejor estado posible y autorregular su bienestar, garantizando con cada pequeña acción nuestra supervivencia y reserva de energía; sin embargo, esta interpretación suele depender también de factores psicosociales y fenomenológicos, es decir, de nuestra experiencia de vida (cultura, educación, gustos, entorno, etc); por ejemplo, el mismo espacio puede ser frío para una persona del trópico y cálido para un siberiano, o puede ser oscuro para una persona acostumbrada a vivir rodeada de luz como sobreiluminado para una persona que gusta de vivir a oscuras, o puede ser excesivamente grande para una persona que viene de un apartamento mínimo en una metrópoli como excesivamente pequeño para una persona que viene de una hacienda en medio del campo.
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Para poder tener una medición algo más precisa y objetiva del confort se han desarrollado diferentes aparatos y unidades de medida para los diferentes fenómenos ambientales; por ejemplo:
- La luz se mide en luxes o candelas por metro cuadrado.
- El sonido en decibeles.
- La temperatura en grados (centígrados, Fahrenheit, etc).
- La calidad del aire en cantidad de partículas por millón.
- La humedad en porcentaje de vapor de agua en el aire.
Pero ahora, ¿cómo afecta esto el desarrollo de los edificios?
Pues es esencial, ya que los edificios no son nada sin sus usuarios y es por ellos que deben ser confortables.
El primer paso y el más esencial es evaluar las preexistencias ambientales del lugar:
- La trayectoria solar determinará la cantidad de luz y radiación que ingrese en el edificio (no es lo mismo un edificio que da la cara al sol todo el día en un clima cálido de playa, a en un clima frío de montaña).
- La dirección y velocidad del viento determinará la renovación del aire y los intercambios de temperatura con su entorno.
- La vegetación influye en la humedad en el aire, el confort acústico, la limpieza (pues vegetación caducifolia puede afectar el confort al llenar de hojas un lugar), y genera sombra, influyendo también en la temperatura (como los microclimas que se general bajo un árbol en un día soleado).
- El tipo de suelo influye en el intercambio de temperatura, pues un suelo de elevado nivel freático (aguas subterráneas) puede ser más frío en días de lluvias y ser inconfortable.
- Las precipitaciones determinan la protección y el aislamiento del suelo que requiere el edificio para evitar humedades y pérdidas de temperatura, pues al edificio le ocurre igual que a nosotros, que perdemos más temperatura en el agua que en el aire.
Todas estas variables van a determinar las diferentes estrategias que se impliementen para el edificio, estrategias que pueden ser tan sencillas como:
- Una correcta orientación que aproveche las preexistencias ambientales.
- Una forma que guste al cliente, pero permita también el confort interior.
- Una correcta ubicación de aperturas y cierres.
- Una correcta elección de materiales, no sólo en términos de dinero y facilidad de construcción, sino de sus capacidades termoacústicas, su color, su textura, etc; pues todo ello influye en las condiciones de confort (No es lo mismo una pared lisa en un clima desértico que una rugosa, las pequeñas sombras de la rugosa refrescarán el edificio, como la piel arrugada de un elefante).
- Una correcta elección de alturas para garantizar calidad espacial, de temperatura, de iluminación y de renovación de aire.
Y además de todo esto es importante conocer las diferentes estrategias que se han utilizado y desarrollado en diferentes lugares del mundo para dar solución a las necesidades bioclimáticas y de confort de los edificios y sus usuarios, como son por ejemplo:
- Muros trombe
- Cubiertas vegetadas
- Estufas rocket
- Chimeneas
- Efecto chimenea
- Ventilación cruzada
- Palafitos
- Aislamientos termoacústicos
- Materiales de variadas características térmicas
- Pozos canadienses
- Cuerpos de agua
- Jardines y paisajismo
En nuestros proyectos tenemos presentes todos estos conceptos e intentamos aplicarlos en la mayor medida posible para garantizar la calidad de los espacios que desarrollamos; próximamente encontrarás en este blog una entrada sobre la bioclimática de nuestros proyectos, ¡síguenos en redes para estar atento!
Esperamos la información que hemos compartido te sea de utilidad para tomar las mejores decisiones.
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